En su cumpleaños 108, TORO VIEJO sorprende a sus consumidores con en este nuevo corte.
Como respuesta a paladares cada vez más exigentes Toro Viejo presenta este especial vino bivarietal, en su presentación Bonarda - Sirah de 750 cc y de 1250cc. Vino de color rubí, de aroma elegante, de sabor suave y aterciopelado.
Ideal para acompañar todo tipo de comidas. Beberlo preferentemente entre 16º y 18º.
Toro Viejo Chenin– Torrontes 750cc y 1250cc
En busca de seguir sorprendiendo a su consimidor TORO VIEJO ofrece a sus consumidores este nuevo corte bivarietal.
Como respuesta a paladares cada vez más exigentes elabora este especial vino bivarietal, en su presentación Torrontes - Chenin de 750cc y 1250cc. Vino de aroma delicado y fino, de sabor fresco y ligero.
Ideal para acompañar mariscos y pescados o simplemente como aperitivo. Beberlo preferentemente entre 9º y 11º.
Toro Viejo Clásico Tinto 700cc
Toro Viejo es un icono del vino ¾ de Argentina. Desde 1896 que esta presente en la mesa de todos argentinos.
Acompañando con su constante calidad que lo ha caracterizado a lo largo de los años. Es un vino elaborado con uvas de las zonas de Maipú, Luján y especialmente de Tupungato y San Carlos, de la Provincia de Mendoza, Argentina. Las proporciones son las adecuadas para lograr el justo equilibrio de sus caracteres más notables. El consumidor se encuentra frente a un vino con un excelente cuerpo, en presencia de un buen equilibrio único.
Toro Viejo Tinto es un producto afamado por varios premios entre los que se destacan:- Medalla de Oro, Concurso Internacional de Vinos, año 1992, Urgup, Turquía.- Medalla de Oro, 3er. Concurso Nacional de Vinos, año 1991, San Rafael, Provincia de Mendoza, Argentina.- Medalla de Plata, Concurso Internacional Vinandino 93, Provincia de Mendoza, Argentina.
Toro Viejo Clásico Blanco 700cc
Completando su línea, Toro Viejo también ofrece al consumidor este excepcional vino blanco.
Toro Viejo Clásico Blanco es elaborado con uvas proveniente de las zonas Este, Norte y Centro de la Provincia de Mendoza, Argentina. Del corte se logra la armónica conjunción de los caracteres organolépticos de cada variedad: suavidad, color amarillo verdoso y sabor frutado.
HISTORIA
FeCoVitA nace en 1980 como Federación de Cooperativas de 1º grado, con el objeto de representarlas a sus asociadas en el ámbito gremial-empresario. En 1989 se presenta en la licitación pública por la Unidad de Fraccionamiento y Comercialización de Bodegas y Viñedos Giol, resultando adjudicataria en enero de 1990 y tomando posesión efectiva de la empresa en abril. A partir de ese momento se transformaría en una empresa líder del mercado vitivinícola.
La transformación de la Federación del año ´90, basada en el principio del esfuerzo propio y la ayuda mutua, permitió solucionar en gran parte una serie de problemas estructurales que afectaban al sector, que estaba peligrosamente atomizado, con productores sin información del mercado, falta de protección ante accidentes climáticos y poco poder de negociación. Las cooperativas operaban en forma individual, con fuerte competencia entre ellas, bajos precios e intentos fallidos de integrarse en federaciones.
La consolidación de FeCoVitA permitió asistir a los productores en lo relativo a compra de insumos agrícolas y enológicos a precios acordes a la escala obtenida, compra de maquinaria agrícola y de elaboración, asistencia financiera para cosecha y capital de trabajo, garantía para prestamos de reconversión y bienes de capital, acceso a tasas de financiación más bajas, capacitación, sistemas de trazabilidad de productos y procesamiento de datos, entre otras.
Esto repercutió en el crecimiento sostenido de los volúmenes comercializados a través de FeCoVitA por las cooperativas asociadas, que pasaron de 42.100.000 de litros vendidos en 1990 a más de 200.000.000 de litros en la actualidad.
En 1885 dos italianos cruzaron el Atlántico en busca de fama y fortuna. Cerca del puerto, notaron una cartelera perteneciente a la oficina de gobierno de la provincia de Mendoza ofreciendo pasajes gratis en tren a Mendoza y un pedazo de tierra para cualquiera que conociera algo sobre el crecimiento de la uva y la producción de vino.
Ellos ingresaron y se inscribieron. Pasados 15 años Don Bautista Geronimo Gargantini y su amigo Juan Giol se convirtieron en los reyes indiscutidos del vino en Argentina y los dueños de la bodega más grande del mundo.
Giol como bodega, como era conocida, en sus días de gloria, llegó a emplear 3.500 personas y producir 43 millones de litros de vino por año. Un gran tubo conocido como vinoducto trasladaba el vino 15 cuadras hacia la estación de Maipú donde se cargaba en tanques y se acarreaba hasta la provincia de Buenos Aires.
Los dos hombres comenzaron comprando vino y llevándolo a través de las montañas para ser vendido a los trabajadores chilenos que trabajaban en los trenes transandinos. Adquirieron suficiente dinero para alquilar una bodega.
En ese momento la demanda era más grande que la oferta y el negocio prosperó.
Compraron una bodega y 48 hectáreas en Maipú, luego otra bodega y más hectáreas. Muy pronto obtuvieron un imperio de 22 bodegas.
En 1911, Gargantini decidió vender su parte a su compañero y volverse nuevamente a Italia.
En 1954 la bodega se convirtió en propiedad del gobierno proveyendo el 30% del producto bruto mendocino. Era tan poderoso que podía controlar el precio del vino y de las uvas.
Con el tiempo se convirtió en un gigante inmanejable.
Ellos ingresaron y se inscribieron. Pasados 15 años Don Bautista Geronimo Gargantini y su amigo Juan Giol se convirtieron en los reyes indiscutidos del vino en Argentina y los dueños de la bodega más grande del mundo.
Giol como bodega, como era conocida, en sus días de gloria, llegó a emplear 3.500 personas y producir 43 millones de litros de vino por año. Un gran tubo conocido como vinoducto trasladaba el vino 15 cuadras hacia la estación de Maipú donde se cargaba en tanques y se acarreaba hasta la provincia de Buenos Aires.
Los dos hombres comenzaron comprando vino y llevándolo a través de las montañas para ser vendido a los trabajadores chilenos que trabajaban en los trenes transandinos. Adquirieron suficiente dinero para alquilar una bodega.
En ese momento la demanda era más grande que la oferta y el negocio prosperó.
Compraron una bodega y 48 hectáreas en Maipú, luego otra bodega y más hectáreas. Muy pronto obtuvieron un imperio de 22 bodegas.
En 1911, Gargantini decidió vender su parte a su compañero y volverse nuevamente a Italia.
En 1954 la bodega se convirtió en propiedad del gobierno proveyendo el 30% del producto bruto mendocino. Era tan poderoso que podía controlar el precio del vino y de las uvas.
Con el tiempo se convirtió en un gigante inmanejable.
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Carlos